Los Cubanos Ex-Diputado Oscar Alvarado y Ex-Capitan Rodriguez Villaverde firman el Pacto de Caracas - El Nacional 21 de julio de 1958 Pág 41
Armas, dinero y
apoyo territorial para operaciones desde Venezuela para la revolución cubana en
1958. Parte I.
“…La verdad
existe, y no es más que el reconocimiento de la realidad…”
Oscar José Márquez
Preparación de las
armas de origen venezolano para la Revolución Cubana
De acuerdo a las declaraciones dadas por el Coordinador
General del Comité de Exiliados cubanos el Dr. Luis M, Buch residenciado en
Caracas, el material bélico fue
preparado entre los meses de mayo y junio de 1958 según sus propias
declaraciones: “…Para mayo o junio de 1958, coincidiendo, aproximadamente con
la fecha en que René Estévez promete a
Fidel, en nombre del Presidente Wolfang Larrazábal, la entrega de cierta
cantidad de pertrechos. Los militares venezolanos hicieron desaparecer los
elementos de identificación y embalaron las armas en huacales de madera con un
peso aproximado de entre noventa y cien libras cada uno, al igual que las
municiones, de tal manera que fuera fácil su manipulación. Desde esa fecha
quedó listo el cargamento para su envio a Cuba…”.
Sin embargo las diferencias o discrepancias entre las
organizaciones opositoras cubanas (El Movimiento 26 de Julio, El Directorio
Revolucionario 13 de Marzo, La
Agrupación Monteristi, y El
Movimiento 04 de abril) respecto a su reparto, impedían que se diera la orden
de entrega presidencial para el
envio de las armas a Cuba.
Luego de concretarse el Pacto de Caracas donde se nombra a Fidel Castro como el máximo dirigente, se establece un
gobierno para coordinar el plan general de ataque contra las fuerzas de
Fulgencio Batista. Uno de los
representantes cubanos del Movimiento 26 de Julio Luis M, Buch,
entre los meses de mayo a junio de ese año de 1958, procedió a gestionar,
insistir prácticamente a diario, la entrega
de las armas ofrecidas por el Gobierno venezolano para su posterior envio a
Cuba sin que lograse una repuesta
favorable al respecto.
Wolfang Larrazábal
renuncia a la Presidencia y aun no había
autorizado la entrega de las doscientas toneladas de armamento al M-26 de Julio cubano
El Presidente Wolfang Larrazábal, antes de las elecciones de diciembre de 1958
procedió a renunciar el 13 de noviembre de 1958 como Presidente de la Junta de
Gobierno para lanzarse como candidato presidencial apoyado por la Unión Republicana Democrática (URD) y con el
apoyo del Partido Comunista Venezolano
(PCV).
El Dr. Edgar Sanabria remplazó a Wolfang Larrazábal ante la Junta de Gobierno venezolano, quien nada sabía del ofrecimiento
de armas a las fuerzas rebeldes cubanas. Ante la demora de la entrega de las armas al movimiento
revolucionario cubano ofrecidas por Wolfang Larrazábal, y ante la incertidumbre
de su destino, Fidel Castro toma
la decisión de enviar Caracas al comandante Luis Orlando Rodríguez, quien había sido
el primer director de Radio Rebelde, a
fin de que gestione en su nombre la donación y entrega.
Una vez en Caracas el emisario de Fidel Castro, Luis Orlando
Rodríguez, ante el desconocimiento del
destino de las armas y ante el cambio de
gobierno venezolano, en compañía del Coordinador
General del Comité de Exiliados cubanos Luis M, Buch, acudió a las oficinas de René Estévez en Televilla, quien
había desempañado como representante personal del Presidente Larrazábal y había
efectuado las coordinaciones con los integrantes del Movimiento 26 en Caracas,
a fin de buscarle una solución al ofrecimiento del suministro de las armas y
municiones.
Ante la solicitud del
cubano Luis M, Buch a René Estévez,
de que se concretara la entrega
de las armas por parte del gobierno venezolano, este le señaló una posible solución o vía para contactar al
Almirante Wolfang Larrazábal apuntando lo siguiente: “… el día de mi cumpleaños Wolfang quedó a pasar
por mi casa, en horas de la tarde. ¿Por qué ustedes no van a felicitarme y,
accidentalmente, se encuentran con él?…”.
Entrevista de los
representantes del M-26 de Julio cubano y Wolfang Larrazábal
El día del cumpleaños de René Estévez, se presentaron en su
casa los integrantes del Movimiento 26 de julio en Caracas, Sergio Rojas, Luis M, Buch,
y comandante Luis Orlando Rodríguez enviado de Fidel Castro.
Posteriormente hizo acto de presencia el
Contra Almirante Wolfang Larrazábal,
vestido de civil saludando a Sergio Rojas a quien ya conocía, luego de las
presentaciones del caso intercambiaron ideas sobre la lucha armada en Cuba, las elecciones y la
situación internacional.
Los cubanos habían acordado
entre sí que el Dr. Luis M, Buch
como Coordinador General del Comité de Exiliados cubanos, fuese el que
abordara discretamente y con el mayor tacto a Wolfang Larrazábal, sobre el asunto del ofrecimiento de la
entrega de las armas y municiones. En la primera oportunidad que se le presentó
lo abordó señalándole:
“… excelencia, usted
le ofreció a Fidel ayudar a la Revolución Cubana con armas y municiones. Usted
como militar, sabe perfectamente que una batalla solamente se puede contar con
los efectivos reales en ese momento y no con los posibles que se pueda recibir. Ha pasado el tiempo desde que se realizó el
ofrecimiento, pero aún no se ha podido concretar. El Comandante en Jefe, Fidel
Castro, se encuentra en estos momentos enfrascado en la etapa final de la guerra, pero desconocemos cuánto
tiempo pueda durar en obtener el triunfo. Ha enviado al comandante Luis Orlando
Rodríguez, quien nos acompaña, para saber cuál es su decisión final…”.
Ante el requerimiento
y recordatorio de Dr. Luis M,
Buch, Wolfang Larrazábal dio un paso hacia adelante extendiendo su mano y
estrechando la del cubano respondiéndole:
“… Venezuela tiene su palabra y su Presidente la cumple. Mañana, a las
tres de la tarde, vaya al Estado Mayor de la Marina de Guerra, que el
vicealmirante Carlos Larrazábal, Jefe de la Flota, lo atenderá personalmente…”
Es el mismo Luis M,
Buch, quien sorprendido ante la espontaneidad de Wolfang Larrazábal con su
repuesta, quien nos señala en entrevista concedida a Suárez… a mediados de los ochenta: “…me quede
paralizado, sin saber qué hacer. Hubiese podido abrazarlo en gesto de gratitud, chocar las copas y brindar por su triunfo en las elecciones y
la victoria de nuestra revolución, o simplemente, agradecerle su decisión, en
nombre de Fidel y de nuestros compañeros de lucha. Pero me quedé mudo, sin
moverme. Parece que él se percata, me da una palmada en el hombro y me repite:
-Mañana a las tres de la tarde…”.
Carlos Larrazábal y el
Movimiento 26 de Julio por el ofrecimiento
de las armas a la revolución cubana
Al otro día Luis M,
Buch en compañía del Comandante Luis Orlando Rodríguez se presentaron en el
Estado Mayor de la Marina de Guerra, donde se entrevistaron con el
vicealmirante Carlos Larrazábal, Jefe de la Flota, quien los recibió y les
señaló “…los estaba esperando. El Contra Almirante me informo acerca de cuál es el asunto que
los trae, y me dio instrucciones…”. Señalándoles a su vez que había estado
estudiando la cantidad de armamento que
hacía falta para que la ayuda fuera efectiva les dijo: “…el armamento que habrá
que proporcionársele, para que la ayuda sea realmente efectiva, debe de ser de
doscientas toneladas, entre armas, bien balanceadas, y municiones
suficientes…”.
Carlos Larrazábal sugirió que su traslado debería ser por
mar, debiéndose conseguir una embarcación con la suficiente capacidad
para esto; que había analizado la
Provincia de Oriente, en busca de un
posible lugar para el atraque de la embarcación y su descarga indicándoles que este seria Baracoa en vista de su
lejanía, de los puntos vitales del
Ejercito de Batista y de las dificultades
para la comunicaciones terrestres.
Indicándoles que el desembarco debería ser de noche para
neutralizar a la aviación, indicándoles
a su vez que para el buen éxito de la operación el Ejercito Rebelde debía de
realizar una maniobra que posibilitara tomar previamente el referido lugar para
el desembarco de Baracoa con el fin de darle cobertura y
protección ante cualquier contingencia.
Concluida la exposición de Carlos Larrazábal, el Comandante
Luis Orlando Rodríguez, tomó la palabra y sutilmente lo felicitó por sus
planteamientos. Le dijo que no era conveniente para el Ejército Rebelde, ya que
necesitaba de tiempo para su planificación y ejecución, requiriendo de una
maniobra militar importante que distraería fuerzas importantes en los diferentes frentes de
guerra para movilizarlo hacia Baracoa, tomar la ciudad o un punto en la costa
resguardarlo y esperar el desembarco. Además que se necesitaba la aprobación
de Fidel Castro puesto que la referida maniobra afectaría la estrategia
de guerra.
Una vez que el Comandante Luis Orlando Rodríguez, hizo su
exposición, Carlos Larrazábal los invitó
a pasar a la sala de operaciones salón
donde estaban otra serie de cartas geográficas las cuales contenían mapas de la provincia Oriental de Cuba, al
más mínimo detalle con sus poblaciones, caseríos, ríos, quebradas,
puentes, bosques sembradíos, puertos y otras informaciones lo cual sorprendió a los cubanos de que se
tuviera los referidos mapas con tales
características.
Los cubanos Luis M, Buch
y Luis Orlando Rodríguez, ante
tal situación planteada le señalaron al
Vicealmirante Carlos Larrazábal:
“…Nosotros queremos obtener la cantidad de armas y municiones que ustedes
puedan entregarnos. Pero en estos momentos dada la necesidad inmediata que
tiene el Ejército Rebelde, solamente requerimos lo que pueda transportarse en
un avión regular de carga, atendiendo a las condiciones de la pista que se va a
utilizar para el aterrizaje…”.
El comandante Luis Orlando Rodríguez, le explicó al Vicealmirante
sobre la carta, las posibles pistas de
aterrizaje de acuerdo a las experiencias
de los vuelos ilegales con armas y municiones en los meses anteriores
señalándole las ubicadas en la Sierra
Maestra las cuales estaban en capacidad
de ser utilizadas por aviones de carga
hasta con diez toneladas.
Ante el planteamiento de los integrantes del Movimiento 26 de
Julio el Vicealmirante Carlos Larrazábal, se molestó y les dijo “…que era inaceptable, porque con esa cifra de armamento no se contribuía
eficientemente; que con eso no se ganaba la guerra de forma inobjetable y
segura, y que, por consiguiente, el
prestigio de Venezuela podía quedar en tela de juicio. Su criterio más firme
era que la ayuda a la Revolución cubana
fuera en una proporción tal que se garantizara una victoria militar
sobre el Ejercito de Batista; menos que eso era inaceptable…”
Sobre esta posición unos treinta años más tarde en la década de los ochenta, Luis M, Buch, reflexionaría exponiendo lo que pensaba en 1958, de los militares
venezolanos: “…por supuesto que Carlos Larrazábal, como todos los oficiales
latinoamericanos de la época, hacía cálculos meramente convencionales de cual
debía de ser la logística de un ejército. Ellos tenían formación de escuela militar y desconocían completamente las
particularidades que tiene un ejército guerrillero, reducido en hombres, pero
que, dadas las tácticas que usa, se multiplica y reduce o aumenta el valor
operativo de un arma, en dependencia de si se usa para el ataque o para la
defensa…”.
Apreciamos la convicción que
los integrantes del Movimiento 26 de julio para esa época tenían acerca
de su táctica y estrategia frente a la batallas, cuyas
experiencias contra del ejército de Batista,
serían volcadas en una obra bajo el nombre de la Guerra de Guerrillas, escrito por el
Che Guevara, que se convertiría a la
postre en el manual a ser utilizado por los diferentes frentes guerrilleros en
Venezuela y a lo largo de toda la América latina bañándola de sangre sembrando la muerte y la destrucción.
Divergencias entre los
representantes del Movimiento 26 de
Julio y el Vicealmirante Carlos Larrazábal
Como citar
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Márquez,
Oscar J. “Armas, dinero y apoyo territorial de Venezuela para la revolución
cubana en 1958 IV. Parte”, entrada del Viernes 05 de Abril de 2013, consultado el
xx / xx/ 2013. URL:
http://lapredicacastrocomunistaenvenezuela.blogspot.com/2013/04/armas-dinero-y-apoyo-territorial-de.html
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